EL NOMBRE EN EL ANTIGUO TESTAMENTO
La palabra hebrea para pacto siempre es berith, una palabra de
dudosa derivación. La opinión más general es que se deriva del verbo hebreo
barah, cortar, y contiene, por tanto, un recuerdo de la ceremonia que se
menciona en Gen 15: 17. Sin embargo, algunos prefieren pensar que se deriva de
la palabra asiria beritu, que significa "atar". Esto señalaría desde
luego al pacto como un compromiso. Para la construcción de la doctrina no tiene
gran importancia conocer el origen de la palabra.
Berith puede indicar un acuerdo mutuo voluntario (bilateral),
pero también una disposición o arreglo impuesto por una de las partes a la otra
(unilateral). Su significado exacto no depende de la etimología de la palabra,
ni del desarrollo histórico del concepto, sino simplemente de las partes
interesadas. En la medida en la que una de estas partes está subordinada y
tiene menos que decir, el pacto adquiere carácter de disposición o arreglo
impuesto por una de esas partes a la otra. Berith pues se convierte en sinónimo
de choq (estatuto u ordenanza definidos), Ex 34: 10; Isa. 59: 21; Jer. 31: 36;
33: 20; 34: 13.
Por lo mismo, también encontramos que karath berith (cortar un
pacto) se constituye no solamente con las preposiciones 'am y ben (con), sino
también con lamedte (a), Josué 9: 6; Isa. 55: 3; 61: 8; Jer. 32: 40.
Naturalmente, cuando Dios establece un pacto con el hombre este carácter
unilateral es muy evidente, puesto que Dios y el hombre no son partes iguales.
Dios es el Soberano que impone sus ordenanzas sobre sus criaturas.
EN EL NUEVO
TESTAMENTO
En la septuaginta la palabra berith se traduce diatheke, en cada
uno de los pasajes en donde ocurre, con excepción de Deut. 9: 15; (marturion) I
Reyes 11: 11 (entole). La palabra diatheke se reduce a este uso, excepto en
cuatro pasajes. Este uso de la palabra parece muy peculiar en vista del hecho
de que no es la palabra griega usual para pacto sino que realmente denota una disposición,
y consecuentemente también un testamento. La palabra ordinaria para pacto es
suntheke ¿Intentaron los traductores sustituir la idea de pacto con otra idea?
Evidentemente no, porque en Isa. 28: 15 usan las dos palabras
como sinónimas y allí diatheke significa claramente un pacto o un convenio. De
aquí que no hay duda de que atribuyeran a diatheke el significado de convenio.
Pero queda la pregunta, ¿por qué de una manera tan general evitan el uso de suntheke
y la sustituyen por una palabra que denota una disposición más bien que un
convenio?
Con toda probabilidad la razón se encuentra en el hecho de que
en el mundo griego la idea de pacto expresada por suntheke estaba basada en
gran parte sobre la igualdad legal de las partes, de tal manera que no se podía
sin una modificación considerable incorporar esta palabra en el sistema de
pensamiento bíblico.
La idea de que la prioridad pertenece a Dios en el
establecimiento del pacto y de que El, soberanamente impone su pacto al hombre
estaba ausente de la palabra griega usual. De aquí que se llegara a sustituir
la palabra (suntheke) por otra en la que este significado fuera muy notable,
(diatheke). De esta manera la palabra diatheke, como otras muchas palabras,
recibió un nuevo significado cuando se convirtió en vehículo del pensamiento
divino.
Este cambio es importante en relación con el uso de la palabra
en el Nuevo Testamento. Ha habido considerable diferencia de opinión respecto a
la traducción propia de la palabra, pues en la mitad, aproximadamente, de los pasajes
en que ocurre, en las versiones holandesa y autorizada, se traduce por "
pacto", en tanto que en la otra mitad se traduce por "
testamento". La Versión Revisada Americana, sin embargo, la traduce
"pacto" invariablemente, excepto en Hebreos 9: 16, 17. No es pues
sino natural que surja la pregunta:
¿Cuál es el significado de la palabra en el Nuevo Testamento?
Algunos pretenden que siempre tiene el significado clásico de disposición o
testamento, en tanto que otros sostienen que significa testamento en algunos
lugares, pero en la gran mayoría de los pasajes la idea de pacto es
notablemente importante. Sin duda esta es la idea correcta.
Deberíamos esperar a priorísticamente que la forma en que se usa
en el Nuevo Testamento estuviera, p or lo general, en acuerdo con la forma en
que la usan los LXX; y un estudio cuidadoso de los pasajes principales demuestra
que la Versión Revisada Americana indudablemente va en el rastro correcto
cuando traduce diatheke por " testamento", solamente en Heb. 9: 16,
17. Con toda probabilidad no hay ni siquiera otro pasaje en que esta traducción
sea correcta, ni siquiera en II de Cor. 3: 6, 14.
El hecho de que varias traducciones del Nuevo
"Testamento" pongan "testamento" en lugar de "
pacto" en tantos lugares, se debe probablemente a tres causas: (a) El
deseo de acentuar la prioridad de Dios en la transacción; (b) la suposición de
que la palabra tiene que traducirse hasta donde sea posible en armonía con Heb.
9: 16, 17; y (c) la influencia de las traducciones la tinas, que uniformemente
traducen diatheke como "testamentum".
EL CONCEPTO
La idea del pacto se desarrolló en la historia antes de que Dios
hiciera algún uso formal de ese concepto en la revelación de la redención. Los pactos
entre los hombres habían sido hechos mucho antes de que Dios estableciera su
pacto con Noé y con Abraham, y esto preparó a los hombres para entender el
significado de un pacto en un mundo dividido por el pecado, y les ayudó a
entender la revelación divina cuando esta presentó las relaciones del hombre
con Dios como una relación de pacto.
Sin embargo, esto no significa que la idea del pacto se
originara con el hombre y que luego Dios la tomara prestada como una forma
adecuada para la descripción de las relaciones mutuas entre Él y el hombre. Lo
contrario es precisamente la verdad; el arquetipo de todo pacto de vida se
encuentra en el Ser trinitario de Dios, y lo que se ve entre los hombres no es
sino una muestra débil (ectype) del original.
Dios ordenó la vida del hombre, de tal manera que, la idea del
pacto se desarrollara en ella como uno de los pilares de la vida social, y
después de que se había desarrollado así, El la introdujo formalmente como
expresión de las relaciones existentes entre el mismo Dios y el hombre. La
relación de pacto entre Dios y el hombre existió desde el mero principio, y por
tanto mucho antes del establecimiento formal del pacto con Abraham.
Aunque la palabra berith se usa con frecuencia al hablar de
pactos entre los hombres, sin embargo, siempre incluye una idea religiosa. Un
pacto es un tratado o convenio celebrado entre dos o más partes. Puede ser, y
entre los hombres las más de las veces, generalmente, es un convenio al que las
partes, reunidas en pie de igualdad, convienen voluntariamente, después de una
cuidadosa estipulación de sus deberes y privilegios mutuos; pero también puede
ser de naturaleza semejante a una disposición o arreglo impuesto por una parte
suprema sobre la otra que se considera inferior y que la acepta.
Generalmente se confirma por medio de una ceremonia solemne,
como si se celebrara en la presencia de Dios, y por lo mismo alcanza un
carácter inviolable. Cada una de las partes se compromete al cumplimiento de
ciertas promesas sobre la base de las condiciones estipuladas. Desde luego, no
podemos decir que no se pueda celebrar adecuadamente un convenio entre Dios y
el hombre, debido a que las partes sean demasiado desiguales y luego por lo
mismo proceder sobre la suposición de que el pacto de gracia no puede ser sino
la promesa de salvación en la forma de un pacto. Si lo hiciéramos así
dejaríamos de hacer justicia a la idea del pacto, tal como se revela en la
Biblia.
Es perfectamente verdadero que tanto el pacto de obras (así lo
demostrará la secuela) y el pacto de gracia son unilaterales en s u origen, que
son de aquella naturaleza que corresponde a los arreglos ordenados e
instituidos por Dios, y que Dios tiene la prioridad en ambos; pero eso no
obstante, son pactos.
Dios condesciende bondadosamente en colocarse al nivel del
hombre, y en hacerle a este el honor de tratar con El más o menos sobre el
mismo pie de igualdad. Estipula sus demandas y concede sus promesas, y el
hombre por su parte acepta con espontaneidad los deberes que así le son
impuestos, y de esta manera hereda las bendiciones.
En el pacto de obras el hombre podría cumplir los requerimientos
del pacto en virtud de sus dones naturales, pero en el pacto de gracia recibe
la capacitación para cumplirlos, únicamente por medio de la influencia
regeneradora y santificadora del Espíritu Santo. Dios obra en el hombre tanto
el querer corno el hacer, confiriéndole por gracia todo lo que el mismo Dios
requiere del hombre. Se le llama pacto de gracia porque es una incomparable
revelación de la gracia de Dios, y porque el hombre recibe de la gracia divina
todas las bendiciones del pacto como regalos.